martes, 24 de mayo de 2016

LOS VALORES
Los valores son las normas de conducta y actitudes según las cuales nos comportarnos y que están de acuerdo con aquello que consideramos correcto. Todos los padres deseamos que nuestros hijos se comporten de forma educada, pero sin que se conviertan en niños temerosos o conformistas, ni transformándonos nosotros en padres exigentes y quisquillosos. Hay algunos valores fundamentales que todas las personas debemos asumir para poder convivir unos con otros y que son importantes tener siempre presentes y cumplir sin perjudicar a nadie.
Durante los primeros años nuestros hijos aprenden tanteando el terreno y probando cosas. A través de pequeños actos, nuestro hijo va percibiendo qué está bien y qué no debe hacer. A partir de la edad de 3 años, ya saben ver en otros niños lo que hacen mal y lo que hacen bien: “ Miguel es muy guapo porque me da besos” o “ David se porta mal porque da patadas”. A partir de los 5 y 6 años, los niños tienden a mirar a los adultos y ver en ellos el claro ejemplo de lo correcto: por eso intentan ser como ellos y comportarse como ellos. De esta manera aprenderán mucho sobre valores.
La adquisición de buenos valores depende, como casi todo en la vida de nuestro hijo, de sentirse querido y seguro, de desarrollar lazos estables con sus padres y de tener confianza en sí mismo. Sólo sobre una base de amor y seguridad podrá aprender e interiorizar los valores éticos correctos. Lo más importante: el ejemplo que dan los padres en su forma de relacionarse con los demás, de pedir las cosas, de ceder el asiento, de repartir lo que les gusta, de renunciar a algo, de defender a alguien, etc. Un comportamiento de los padres que transmite tolerancia, respeto, solidaridad, confianza y sinceridad empapa a los hijos de todos estos valores y aprenden a actuar respetándolos siempre. 
HONESTIDAD
"Es una forma de vivir congruente entre lo que se piensa y la conducta que se observa hacia el prójimo, que junto a la justicia, exige en dar a cada quien lo que le es debido."
Con toda seguridad, una de las cualidades que más buscamos y exigimos de las personas es la honestidad. Este valor es indispensable para que las relaciones humanas se desenvuelvan en un ambiente de confianza y armonía, pues garantiza respaldo, seguridad y credibilidad en las personas.
No debemos olvidar que los valores deben primero vivirse personalmente, antes de exigir que los demás cumplan con nuestras expectativas.
Una persona honesta se puede reconocer por ser siempre sincero en su comportamiento, palabras y afectos; cumplir con sus compromisos y obligaciones al pie de la letra, sin trampas, engaños o retrasos voluntarios; evitar la murmuración y la crítica que afectan negativamente a la personalidad de los demás; guardar discreción y seriedad ante las confidencias personales y secretos profesionales y tener especial cuidado en el manejo de los bienes económicos y materiales

                                                             COMPROMISO

Una persona comprometida es aquella que cumple con sus obligaciones haciendo un poco más de lo esperado al grado de sorprendernos, porque vive, piensa y sueña con sacar adelante a su familia, su trabajo, su estudio y todo aquello en lo que ha empeñado su palabra.

RESPONSABILIDAD
La responsabilidad (o la irresponsabilidad ) es fácil de detectar en la vida diaria, especialmente en su faceta negativa: la vemos en el plomero que no hizo correctamente su trabajo, en el joven que tiene bajas calificaciones, y en casos más graves en un funcionario público que no ha hecho lo que prometió.
Un elemento indispensable dentro de la responsabilidad es el cumplir un deber. La responsabilidad tiene un efecto directo en otro concepto fundamental: la confianza. Ponemos nuestra fe y lealtad en aquellos que de manera estable cumplen lo que han prometido.
TOLERANCIA
El pluralismo, la diversidad y la tolerancia son valores irrenunciables, que asumen la forma de un ideal al que aspirar, a partir del hecho evidente de que somos distintos, y hemos de respetarnos como somos, con opiniones, estilos de vida y valores diferentes.
HUMILDAD
Probablemente no hay nada más chocante que la personalidad de quienes se vanaglorian constantemente de sus propios logros, cualidades y posibilidades. Son aquellos que muestran sofisticada ropa de diseñador, varios automóviles exóticos, una conversación plagada de términos rimbombantes derivada de su profunda cultura, una altivez propia de la dignidad de una familia importante.
El valor de la sencillez nos ayuda a superar el deseo desmedido por sobresalir, sentirnos distinguidos y admirados sólo por la apariencia externa. Nuestro interior, nuestro corazón es lo que verdaderamente cuenta. Una persona sencilla gana más corazones.
OBJETIVIDAD

Los seres humanos somos una compleja mezcla de sentimientos, raciocinio, experiencia y aprendizaje. Todos estos elementos pueden brindar a una persona una percepción de la realidad que puede estar equivocada.
Cuando una persona no es objetiva, se centra en las circunstancias y no en los problemas. Observa las cosas superficiales, pero no el fondo.

RESPETO
El respeto también es una forma de reconocimiento, de aprecio y de valoración de las cualidades de los demás, ya sea por su conocimiento, experiencia o valor como personas.
Aquí viene, entonces, también el concepto de Pluralidad, es decir, de las diferencias de ideas y posturas respecto de algún tema, o de la vida misma. La pluralidad enriquece en la medida en la que hay más elementos para formar una cultura.
SOCIABILIDAD
La sociabilidad es el valor que nos impulsa a buscar y cultivar las relaciones con las personas compaginando los mutuos intereses e ideas para encaminarlos hacia un fin común, independientemente de las circunstancias personales que a cada uno rodean.
AUTODOMINIO
Este valor nos ayuda a controlar los impulsos de nuestro carácter y nos estimula a afrontar con serenidad los contratiempos y a tener paciencia y comprensión en las relaciones personales.
El autodominio debe comprenderse como una actitud que nos impulsa a cambiar positivamente nuestra personalidad. Cada día que buscamos ejercer ese señorío sobre nosotros mismos, automáticamente nuestro carácter comienza a madurar por la serenidad y paciencia que imprime este valor.
PULCRITUD

El vivir el valor de la pulcritud nos abre las puertas, nos permite ser más ordenados y brinda en quienes nos rodean una sensación de bienestar, pero sobre todo, de buen ejemplo.
APRENDER
El valor de aprender tiene como finalidad la búsqueda habitual de conocimientos a través del estudio, la reflexión de las experiencias vividas y una visión profunda de la realidad.
El valor de aprender nos convierte en personas que tienen más herramientas para avanzar en la vida y para ser mejores seres humanos.
Para crecer en este valor, necesitamos tener en mente que aprender algo nuevo no es pérdida de tiempo, es una forma de alcanzar la superación personal. Para reforzar el valor de aprender puedes hacerte el hábito de leer al menos un libro por mes, terminar la universidad Inscribirte a algún diplomado, empezar una maestría, cursar un doctorado escuchar noticieros, leer el periódico y acercarte a medios que te proporcionen información sobre la realidad que te rodea, comprar revistas sobre temas adicionales a tu profesión u oficio, etc.
COHERENCIA
Coherencia es la correcta conducta que debemos mantener en todo momento, basada en los principios familiares, sociales y religiosos aprendidos a lo largo de nuestra vida.
Con este valor somos capaces de cumplir con mayor eficacia nuestras obligaciones, pues hace falta ser honesto y responsable; en nuestras relaciones personales es indispensable para ser sinceros, confiables y ejercer un liderazgo positivo; para nuestra persona, es un medio que fortalecer el carácter y desarrolla la prudencia, con un comportamiento verdaderamente auténtico.
SACRIFICIO
El valor del sacrificio es aquel esfuerzo extraordinario para alcanzar un beneficio mayor, venciendo los propios gustos, intereses y comodidad.
Debemos tener en mente que el sacrificio es un valor muy importante para superarnos en nuestra vida por la fuerza que imprime en nuestro carácter. Compromiso, perseverancia, optimismo, superación y servicio, son algunos de los valores que se perfeccionan a un mismo tiempo, por eso, el sacrificio no es un valor que sugiere sufrimiento y castigo, sino una fuente de crecimiento personal.





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